viernes, 13 de noviembre de 2009

Libreria Karma

Entrevista

(por emmain)

Alfonso Biescas es un hombre único, ecléctico y sobretodo, el autor de “Una Idea peregrina” Como ya reseñamos, al poco de publicarlo Luciérnaga, el libro es una magnífica crónica de una peregrinación a Santiago que puede servir de referencia a los amantes del Camino futuros y presentes. Un discurrir sensible agudizado por una situación de duelo dibuja la evolución que puede sufrir una persona a través de la sucesión de pasos a lo largo de 800 kilómetros por el Norte de la geografía española.

¿De donde surge hacer el Camino de Santiago como terapia de duelo? Un naufrago se agarra al primer objeto que ve flotando. Supongo que por ser Año Santo aquel 99, la publicidad del Año Jacobeo me llegó por algún lado y pensé que sería interesante como terapia, como huida de un mundo que se había caído. Como escribí a un amigo: "Salí huyendo de mis sombras. El bosque me hizo comprender que estas no existen si no luce el sol"

Caray! que poético ¿Quién te habló del Camino para que lo tomases como opción? Un amigo me habló en el verano del 98 de hacer el Camino. Siempre quise hacerlo, desde niño. Hay algo en la conciencia universal que nos hace desear el hacerlo. Todos sueñan con hacerlo. Y cuando digo todos, digo casi todos.

¿Sabías lo que te ibas a encontrar? No tenía ni idea de lo que podía encontrar. Por ello lo estudié y preparé mucho (física, mental e intelectualmente) Siempre me he definido como aventurero pero menos. Me atrae la aventura pero mi humilde físico y los miedos que la sociedad te regala, me limitan. Soy curioso y encontrar algo desconocido me atrae. Soy superviviente y me gusta probarme, ver hasta dónde llego (maratones, baños fríos, lluvia en el deporte, etc) Me gusta el arte y la historia, la naturaleza y la geografía, la variedad de culturas. Todo ello estaba en el Camino y lo quería disfrutar.

-¿Qué es lo que más te gusta del Camino? Del Camino me gusta todo menos los falsos peregrinos, aquellos que van por él y no se enteran de nada. Pero quizá lo que más valoro es el reencuentro con el horizonte. Es decir, la libertad, la soledad, el encuentro con mi inconsciente, con mi más intimo yo. La lucha, el ver que supero otra prueba. La naturaleza. Las gentes sencillas y nobles. Los corazones abiertos. La humildad. El arte. La gastronomía y los vinos.

-¿Qué es lo que menos? Todo aquello que es falso o prepotente. Los falsos peregrinos, los que van de entendidos, los hospitaleros que se creen dueños del refugio y del Camino. El negocio planteado como tal, sin afán por ayudar. Las maquinas expendedoras de lo que sea. La masificación. La materialidad de un espacio mágico. La falta de respeto por la esencia, por la naturaleza, por la intimidad.

Lo cierto es que alguna máquina expendedora se agradece en algunas rutas poco frecuentadas en las que te es imposible encontrar donde hacer un desayuno. Pero es verdad que hay algunos elementos comerciales en algunos puntos , sobretodo en las últimas etapas que resultan “obscenas”. Dinos ¿Se puede ser peregrino sin haber hecho ni una sola etapa? Tal como lo entiendo, es peregrino quien lo es en su corazón, en su yo más intimo. Siempre he pensado que tan peregrino es aquel que sintiéndolo, va en Business Class hasta Lavacolla y baja a la Plaza del Obradoiro en limousine como el que viene andando desde más allá de los Pirineos. La verdad está en su yo, no en sus pies.

-Tienes razón, pero la experiencia física ayuda a entrar en un determinado estado mental aunque, en tu entender ¿Se puede no ser peregrino habiendo caminado a lo largo de la ruta jacobea? Desgraciadamente son muchos que se llaman peregrinos, que hacen el Camino y no son tales. No hablo de pícaros y malandrines que buscan el timo o la vida mientras caminan, sino de aquellos que van a Compostela y no han llegado a ninguna parte, porque son ajenos al concepto.

¿Crees que para completar el Camino hay que atender una dimensión espiritual? Entiendo por dimensión espiritual todo aquello que no es físico. Entonces si anulamos este dato, nos quedamos meramente con lo físico y cultural por lo que la peregrinación se convierte en una prueba física, en simple turismo por tierras interesantes plenas de arte, en una excursión con amigos, en una juerga. No, si no hay nada más no pasa de ser un buen entretenimiento, que como tal respeto. Pero no se ha hecho el Camino, no se ha hecho el trabajo interno. Y la verdad, ir a un monasterio Zen a sufrir una disciplina sin intención de búsqueda me parece una barbaridad.

-Sabemos que después de la primera ocasión, que es la que recoges en el libro, has vuelto en un sin fin de ocasiones y por distintas rutas. ¿Cuál recomendarías y por qué? Creo que he hecho todas las rutas Todas son preciosas con un maravilloso paisaje, muchas veces muy variado, todas poseen un patrimonio artístico y cultural maravilloso. En todas ellas he encontrado gentes amables y de un inmenso corazón. Pero entiendo que la única mágica es el Camino Francés. No hablo de fuerzas esotéricas o telúricas. Me refiero a que es el único que ha puesto un nudo en mi garganta y lágrimas en mis ojos cuando he entrado a la catedral de Santiago. Las demás han sido un tiempo maravilloso, trekkings perfectos. Pero sin más. Pero es mi humilde opinión, mi pequeña experiencia.

¿Que tanto por ciento de preparación física exige el Camino y que tanto preparación mental? Creo que es importante conocer tu cuerpo y mente y valorar sus posibilidades y esto depende de cada peregrino. Los hay que han nacido con un cuerpo privilegiado y que son jóvenes. Y además practican deporte y están en forma.

Para estos solo es necesaria preparación mental. Y si son maratonianos, casi ni eso, es un paseo.

Para otros, con dificultades físicas, han de cuidar el entrenamiento pues tienen el cuerpo abandonado, oxidado. Y la mente. Si no se está acostumbrado a soportar, a aceptar, pueden sufrir mucho. Quizá no estén preparados y no pasen de un par de etapas, con la frustración y dolor que ello implica, físico y mental.

Pero ojo, el Camino es muy suyo y si no se saben aceptar los límites, a cada uno el suyo, puede mandarte a casa. Es una experiencia que yo he vivido varias veces. La humildad es sabia consejera.

-¿Qué consejo darías a quien se plantea hacer el Camino por primera vez? No soy quien para dar consejos. Pero si hubiera que dar alguno insistiría en la humildad. Humildad para aceptar que pueden sufrir, que han de superar dificultades físicas y mentales. Humildad para compartir Camino con los demás, que no todo son risas. Humildad para comprender que muchos lo hicieron antes y dejaron su huella en él. Humildad ante la belleza de una naturaleza deslumbrante. Humildad para gozar del Camino.

¿Que hay que dejar fuera de la mochila para emprender el Camino? La tontería, la decadencia y el consumismo, la estupidez, las comodidades, la arrogancia y el egoísmo. El móvil y la conexión a la vida y a la rutina. El Camino te enseñará que nada es necesario para sobrevivir, que en ti está todo lo necesario.

-Resulta muy controvertido eso de dejar el móvil, muchos peregrinos lo utilizan para olvidar lo que están haciendo o para enorgullecerse. Comparto totalmente contigo ésta visión. ¿Qué es mejor hacer las etapas que uno pueda en periodos sueltos o apostar por la ruta completa de al menos un mes? Es seguro que el shock que se recibe si se hace el Camino de un tirón es incomparable con los sentimientos que pueden dar varios tiempos. Errar durante un mes por los campos de un tiempo perdido en la historia, compartir vicisitudes con los mismos compañeros, sufrir y disfrutar de un momento mental de una vez es incomparablemente más intenso que hacerlo a trozos y quizá con amigos.

¿El Camino hace de uno una persona distinta? ¿En qué? La riqueza del Camino, la belleza que aporta está fundamentalmente en el cambio que produce en el peregrino. Es decir, el Camino cambia a la persona si realmente es un peregrino. Cada uno variará, matizará, su mente, su corazón, de una u otra forma, pero si se enfrenta a sus demonios, si lucha con ellos, esto le va a dar una dimensión diferente de la vida. Probablemente será más sencillo, más humilde, más comprensivo. Valorará cosas que antes casi ignoraba, como el sonido de un paso o el de la brisa sobre los árboles, el paso del tiempo, un instante precioso. Recuperará el horizonte que quizá nunca poseyó. Esto significa equilibrio.

-¿Para cuando el próximo? En enero si no antes. Cuando no haya nadie, cuando las nieves caen y cubren las sombras. Cuando la nada ha de llenar el espacio. Y volver a cruzar la Puerta Santa con ahogo por la emoción, abrazar al Santo como a un amigo y celebrarlo en Casa Manolo con los que hayan sentido lo mismo. Vivir.

Gracias Alfonso por tu honestidad y generosidad al compartir tu mirada. Desde aquí te deseamos que vendas muchos ejemplares de tu libro por la razón principal de que puede enriquecer a muchos futuros peregrinos, refrescar a los antiguos y hacer más rico- si cabe- el Maravilloso Camino de Santiago.



2 comentarios:

  1. ¡Qué chévere! Esta entrevista es muy linda. Muchas gracias por descubrirnos el lado poético y humano de Alfonso Biescas.
    Yo ya tengo su libro y lo he leído varias veces.

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  2. Encontré a Alfonso en la isla de Formentera el mes pasado, la idea original surgió en el mercado de la Mola al ver que tenia un libro sobre la isla (me encanta leer sobre el sitio donde veraneo, antes, durante o después de visitarlo) lo curioso y después de comprar "LUZ DE VERANO en Formentera"(libro original y divertido,donde los haya.) y cruzar dos frases con él es, que me intereso por su otro libro, nada relacionado con el primero ni con mis dias felices de vacaciones.El resultado de éste encuentro en la Mola, es sencillamente, enriquecedor, "Una idea pregrina" está lleno, lleno de todo, de amor, de fuerza, de espititu, de humildad, de valor, de Fe, en definitiva, de vida.
    Gracias humildes y sinceras, Alfonso.

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